25 noviembre 2008

2008 de cambios y 2009 de cierre

Aún no ha terminado el 2008 y lo siento muy lejos ya, supongo que será por las ganas que tengo de cerrar muchas cosas y empezar otras.
El otro día tuve un charla muy interesante con mi hermana y llegué a esta conclusión, el 2009 de cierre.
Cuando empezó el 2008, como cada año que empieza, te imaginas cosas que pueden pasar pero siempre aparecen cosas inesperadas. De todas formas, empezó con una idea muy clara en mi cabeza, año de cambios, para mí y mucha gente que me rodea por varias circunstáncias que se daban en ese momento. Fueron pasando los meses y parecía que la cosa no evolucionaba, pero ahora, a finales de año, ha sido un giro rápido y de golpe. En fin, tampoco nos vamos a repetir con el 2008 y sus cambios, ahora toca cerrar, cerrar para abrir, y abrir para respirar, con lo que se puede deducir que para respirar hay que cerrar.
Queda todo una año por delante para ver como se cierran esos puntos y se abren otros, en los que tengo puestas muchas ilusiones y ganas de empezar ya!
Está siendo un final de año más malo que bueno, por muchas razones, sin sumar la navidad, claro! No sé si me estaré volviendo un gruñón, un viejo gruñón y cascarrabias...
Puede ser que esta sensación sea un reflejo, un mal reflejo por culpa de los últimos acontecimientos y me distorsione un poquito la realidad, o es que simplemente está siendo una semana horrorosa, no sé, sólo sé que estoy empezando a cansarme de muchas cosas...
Empieza el cierre!!

04 noviembre 2008

Mis primeras castañas

Hoy, después de un duro día de formación de ITIL (2a fase), en el que hemos diseñado, construido, despegado, orbitado, solucionado mil problemas y regresado a la tierra el cohete Apolo XIII, he decidido volviendo a casa que de hoy no pasaba.
Llegado a un punto en la C-32 a la altura de Castelldefels, se me ha venido a la nariz el olor de castañas asadas, luego al paladar su gusto y he decidido que, después de comprar comida para mi Lola, me iba a acercar al puesto que hay en la estación de Vilanova, que gran puesto, a comprarme un cucurucho de castañas.
Pensaba que cuando llegase a Roquetes, como tantas otras veces, se me quitaran las ganas de ir o hacer cosas, pero no, esta vez ha podido el antojo al cansancio. He comprado la comida para mi Lola, he ido a la estación, me he comprado el cucurucho y me he venido a casa a disfrutar de mis primeras castañas, calentitas, increiblemente buenas... me han sabido a gloria. Como he disfrutado de ese momento. Ahora ya pasó, y os lo cuento.

SIII