24 enero 2011

Con tiempo para pensar

Quizá lo correcto sea hacer balance del 2010... Es lo que tocaría a la siguiente entrada después del 23 de diciembre... Durante estos 24 días en este nuevo año me he parado muchas veces delante del teclado para hacerlo, pero no sé porque razón no he tenido ganas.
Quizá sea porque mi balance está hecho y cerrado y por eso no tuve ganas.
O podría ser que simplemente no tuviese el tiempo necesario para pensar.

Quizá lo bonito sea contar mi 2010...


Después de muchas idas y venidas, de suspiros largos y resoplidos eternos, el 2010 pasó. Vino como se fue, volando.
Pensando en todas las cosas que han pasado, en todos esos momentos angustiosos y decisivos, sólo me viene uno a la cabeza con más fuerza que el resto. Está vendido. Me parece increíble que haya vendido el piso, por fin.
Pero comencemos por el principio.
El año arrancó con muchas incertidumbres laborales, tensiones personales y líos familiares. Espléndido... Poco a poco fueron pasando los días y el año se asentaba. En el trabajo parecía que se calmaban las aguas, al igual que el resto de grandes "desacuerdos" (madre mía que nochecita, en mi vida!). Hasta... siempre igual, hasta que un día empezó el baile. Otra vez decisiones trascendentales y cruciales para mi carrera, qué eres, qué quieres, donde vas??¿?¿?¿?¿? Pues ya está, con un par. Movimientos sorprendentes, estrategias cambiadas, comentarios de aburridos...
Y? Aquí estamos, aguantando las olas, los cañonazos, y abordajes, si no es por conocimiento es por cojones! jajajaja... que grande.
Luego, fuera del laburo, incansable. Que de cosas cambiaron en unos pocos meses, parecía que podía haber algo interesante peeero, aún sin saber muy bien porque se chafó. No se si es por autoconvencimiento, o porque simplemente soy un rallado, continúo viéndome sólo.
Y de la familia... han habido grandes avances. Pero hay cosas que no se olvidan y esa, esa es para toda mi vida.

Se pueden contar 2 grandes, muy grandes momentos en este 2010. Son dos momentos muy antagónicos, porque uno ha sido un momento ansiado y necesitado y el otro fue inesperado, breve, muy doloroso y acojonante.
El primero es la venta del piso. Resumiendo fue un camino angosto, tormentoso y con trabas, pero renqueando logré venderlo. Y dio logré venderlo yo. Batallas y papeles, negociaciones y discusiones, malos entendidos... Realmente ha sido muy duro y difícil, pero ya está hecho. Nunca olvidaré la sensación tan extraña que me invadió en el momento de la firma. Fue una sensación de normalidad extraña, calma aparente... Pero lo mejor fue ver que se acabó, que realmente se acabó.
También me gustó el café de después, las cosas se demuestran y olé. Da gusto ver que tus principios y convicciones ganan.

El segundo fue el mayor susto que he tenido hasta la fecha. En mi vida tampoco podré olvidar esos 10 minutos de angustia, de incertidumbre. Es recordarlo y se me entelan los ojos. Desde ese día me dí cuenta que adoro a mis padres, daría lo que fuera por ellos y sé que algún día llegará el momento de su ausencia pero hasta entonces los quiero disfrutar. Siempre los he querido pero no se lo he demostrado como debería y me siento muy orgulloso de haber pasado el fin de año con ellos, sólo con ellos y abrazarme a ambos después del brindis. No son perfectos, pero son geniales, peculiares y los amo. Gracias a esos 10 minutos he cambiado la lupa.

Podría añadir un tercer momento, pero no he querido añadirlo porque ha sido una consecuencia del primero. Mi lauburu, es genial, me encanta. Gracias Rocío por empujarme a hacérmelo. Me siento muy orgulloso y satisfecho de haberlo hecho.

¿Y ahora qué?. Pues a vivir que la vida es maravillosa. Cada día me sorprendo más de mí mismo, de la gente que me rodea y de lo bonito que es compartir experiencias.
En concreto esta semana ha sido muy especial. He superado la barrera de esquiar sólo, sorprendentemente agradable. El inicio de una nueva etapa de los que me rodean, adelante! Yo voy a estar ahí, ya lo sabéis. Un regalito sorprendente, que ilusión me ha hecho! El reencuentro con Barcelona, me encanta.
Tengo que tomar como referencia esta semana porque así, así voy a ser feliz.
Es una pena que siempre tengan que haber momentos amargos, pero y si le ponemos azúcar?

No tengo sueño y son las 3 am... que tengo que trabajar, duérmete!! jajajaja